La invasión de Rusia a Ucrania desató no sólo innumerables análisis políticos sobre cómo se llegó a esto y qué puede suceder sino, ante todo, dramas humanos. Muchos de ellos terminan bien, al lograr la gente salir de la zona de peligro y esperar desde un lugar más tranquilo el fin de la guerra.
Nos enteramos que Natali Hayun, israelí hija de los uruguayos Juancito y Mary Fridman, estaba viviendo con su esposo Haim y su hijo Elroi en Odessa, trabajando con Beit Jabad. Si bien hasta el momento que hablamos la guerra no había llegado realmente a Odessa, al confirmarse que había comenzado la invasión a Ucrania, se comprendió que algo había que hacer.
Conversamos con Nati este sábado de noche por zoom, estando ella ya a salvo del otro lado de la frontera, en la casa de una familia de Moldavia que le recibió sin cobrarle nada, por pura expresión de solidaridad.
A lo largo de la entrevista, conocemos fugazmente a Haim y a Elroi, reímos juntas porque parecería que él quiere hablar pero no se anima, aunque sí aparec cada tanto en pantalla. Momentos distendidos en medio de la tensión.
Les sorprenderá su acento español. Se le ha pegado al parecer de su padre, quien por trabajo al frente de su agencia de turismo religioso Génesis ha estado y sigue estando en intenso contacto con España y pasado allí mucho tiempo.
La Cancillería israelí está exhortando desde hace más de dos semanas a los israelíes a dejar Ucrania, pero como es sabido,muchos se decidieron a último momento. Preguntamos a Nati por qué, si acaso la razón principal es que la gente no creía que realmente Putin iba a invadir.
Nati y su esposo tenían un restaurante en Jerusalem que era una especie de comedor para grupos de turistas, además de realizar eventos privados. Pero cuando comenzó la pandemia hace 2 años, súbitamente recibió varios mensajes indicando que se cierra todo el flujo de grupos turísticos a Israel. “Recuerdo el último día, tenía 90 españoles en nuestro restaurante y me decían que por favor les sirvamos rápido porque temen que les cierren el aeropuerto”, recuerda Nati. “Era un serio problema, no teníamos con qué mantener la casa”.
Volviendo a Natali…Como Haim había estado ya en Odessa y tenía contactos allí al haber trabajado como chef en Uman- un lugar al que viajan miles de judíos religiosos todos los años para visitar la tumba del Rav Najman de Breslav – un conocido le sugirió que abra un restaurante en Odessa. Decidieron probar, pensando que a las dos semanas todo terminaría y volverían a Israel.
Hoy está claro que todo se desarrolló de otra forma , y se siente muy bien con la vida en Odessa y la actividad con Beit Jabad. Pedimos que nos cuente cuál es exactamente la actividad que despliega Beit Jabad en el lugar. Nos lo cuenta con admiración por lo que hace Beit Jabad, a cargo del Rabino Abraham Wolf y su esposa Haia.
Beit Jabad propiamente dicho funciona en la sinagoga, que está ubicada en una calle central de Odessa. A una cuadra hay un orfanato de varones, aparte hay otro de niñas, y además un edificio para gente de edad que por distintos problemas no se puede movilizar. Nati explica que Beit Jabad mantiene ese lugar y se encarga de tener personal que pueda seguir ayudando a cuidar a toda esa gente que no tiene adónde ir.
También hay dos colegios manejados por Jabad, uno de ellos es religioso-al que va Elroi, el hijo de Nati y Haim- y el otro es un colegio común de niños y niñas juntos.
Preguntamos a Nati si acaso hay otras instituciones judías fuera de las que maneja Beit Jabad y nos cuenta que en efecto hay, de la corriente conocida en Israel como “los litaím”, otra vertiente dentro del judaísmo ultraortodoxo.
Dicho sea de paso, Nati no viene de una familia religiosa, pero Haim sí (para ambos éste es el segundo matrimonio) , y al estar con Beit Jabad, se han ido acercando mucho a la religión.
Nati está evidentemente admirada y agradecida por la actividad de Beit Jabad y se emociona pregundamente al mencionar a la familia del ayudante del rabino Wolf, la familia Vigler, que es quien encabeza la comunidad, por la generosidad y solidaridad con la que él y su esposa actúan siempre.
QUIEN DESEE HACER UNA DONACIÓN A LA COMUNIDAD BEIT JABAD DE ODESSA, PUEDE CONTACTARSE CON NOSOTROS Y LES FACILITAREMOS LOS DATOS NECESARIOS.
Preguntamos a Natali qué vio en el camino hacia la frontera y nos cuenta también sobre las expresiones de solidaridad con las que se ha encontrado.
Hoy Nati no hace planes de futuro. Tiene claro que lo que se gana en la vida normal en Odessa, sirve para vivir allí, no en Israel. No descarta opciones aunque recalca lo bien que estaba en la comunidad de Odessa. El tiempo dirá .
Mientras tanto, la comunidad judía de Odessa funciona como en situación de emergencia.Nati nos lo cuenta y nos despedimos combinando saludos con su esposo y con Elroi que no nos habla pero aparece feliz en pantalla.
La familia parte hoy domingo en un viaje de tres horas a la ciudad de Yassi en Rumania y espera el lunes tomar un vuelo a Israel, que será más prolongado de lo normal ya que tendrá que pasar por Polonia. “Ahora lo primero era alejarnos, salir, para volver luego y saber que estamos bien, y que no necesitamos correr a ningún lugar”-resume Natali.
