Entrevistas

Masha Gabriel, una mujer luchadora, en la batalla contra la desinformación y por la verdad

Es la Directora del Departamento Español de CAMERA

Masha Gabriel, que nació en Argentina, creció en España y hoy vive en Estados Unidos, vive combatiendo la distorsión en la información sobre Israel y Oriente Medio. Al frente del departamento Español de CAMERA (Committee for Accuracy of Middle East Reporting and Analysis), hace un seguimiento constante de lo que se publica principalmente en España, pero no para lanzar meras críticas sino para tratar de corregir. Alguna vez la escuchan y muchas otras no, lo cual dice mucho no sobre ella sino sobre los periodistas a quienes no los guía la integridad profesional.

De cara al Día Internacional de la Mujer el año pasado conversamos con Masha. Y como siempre que la leemos, aprendimos. Así que vale la pena volver a publicarla.

P: Masha, te agradezco que hayas aceptado esta entrevista. Tú vives analizando lo que otros escriben, y estimo que te sientes más cómoda de ese lado de la pantalla que como entrevistada. Pero me parece que es interesante conocer la historia de una de las grandes defensoras de Israel en el mundo hispano-parlante. Aunque en realidad, lo tuyo no es simplemente defender a Israel sino combatir la distorsión y la desinformación. Pero ya llegaremos a eso. Empecemos por ti, como persona, como mujer. ¿Quién es Masha Gabriel, esta mujer que lucha con la palabra por la verdad?

R: Sí que me resulta difícil estar a este lado… Por un lado, me da mucho pudor definirme, y por otro me resulta muy complejo, básicamente porque creo que, como todos, soy un compendio de distintas identidades. Y depende el momento del día en que me preguntes, te diré una cosa u otra. Ahora mismo, por ejemplo, me definiría como una adicta al café, con dolor de cabeza por estar “desintoxicándome”.

P: Ah, genial observación…te “agarré” en mal momento entonces...Masha ¿tú naciste en España? Ese es al menos tu acento, hermoso por cierto. ¿Cuáles han sido las estaciones de tu vida?

R: Nací  en Argentina. En Buenos Aires. Siendo muy chiquita, en el 74, nos fuimos a vivir a Madrid. Un Madrid muy distinto a la ciudad cosmopolita que tenemos en mente hoy en día. Era un Madrid muy monocolor, en el que apenas había extranjeros. Éramos una curiosidad: una mezcla de franceses, argentinos, mi mamá nos hablaba en ruso, no íbamos a misa, no estábamos bautizados… Además, una familia que venía del mundo del periodismo, del espectáculo y de la cultura. Creo que pasé mi primera infancia sin darme cuenta de la riqueza que eso representaba, intentando “camaleonizarme” con el entorno.  A medida que fui creciendo, y a medida que la propia sociedad española iba abriendo a esto que ahora llamamos “otredad” fui entendiendo que esas diferencias con el entorno no tenían por qué ser una desventaja. Y, en términos generales, abracé y fui abrazada muy felizmente por esa sociedad española.

P: ¿Cómo fue tu camino por la vida antes de llegara CAMERA? 

R: Empecé estudiando filosofía y después me pasé al teatro. Hice la carrera de arte dramático, para después lanzarme al mundo de la dirección y de la escritura de guiones. Y ahí estaba yo, luchado para intentar abrirme camino, cuando el gran Solly Wolodarsky, director y fundador de Radio Sefarad, me propuso entrar a formar parte del equipo de la radio.  Y a partir de ahí todo fue muy orgánico.  Por mi trabajo en Radio Sefarad me ofrecieron pasar a dirigir el departamento en español de la organización CAMERA, y acepté. Lo que supuso un cambio vital inmenso. No sólo por saltar de Madrid a Boston, sino que por pasar de ser periodista a “fiscalizar” el periodismo.

¿Qué es CAMERA?

P: No se me había ocurrido utilizar ese término, pero realmente es lo que haces. Interesante descripción. Es  clave explicar qué es CAMERA, esta organización en la que trabajas, que hace un seguimiento  de lo que se publica en los medios del mundo en español. Y tu énfasis suele ser España.

R: Sí. CAMERA es una organización de más de 35 años, que hace seguimiento de los medios de comunicación para promover un periodismo ético y sin sesgo sobre Israel y el Medio Oriente. Es una organización apolítica, con lo cual no toma partido con respecto a la política interna Israel o de ningún otro país.

En el departamento en español hacemos especial énfasis en los medios de España porque hoy en día, los medios con corresponsalías en Israel y con mayor influencia, son, en su mayoría, medios españoles.   

 

Desinformación y la posición de la mujer

P: Dije al principio que haces defensa de Israel y me corregí, porque ante todo, se trata de combatir la mentira y la distorsión. Al seguir la situación en Medio Oriente, uno se acerca entre otras cosas a serios problemas con los que lidia por ejemplo la mujer en distintos lares. Dado que esta entrevista se publica de cara al Día Internacional de la Mujer, te preguntaría si ese es un tema que te ha tocado abordar o no tanto.

R: Creo que es muy importante subrayar que no es tanto una defensa de Israel sino, si quieres, una defensa del periodismo mismo. El periodismo lleva años enfrentando una o varias crisis los nuevos formatos, la irrupción de las redes sociales y la pérdida de credibilidad… Y esto es algo que me preocupa mucho, porque pienso que el periodismo es esencial para mantener la salud democrática de los países. Y en ese sentido, el periodista debería ser consciente de la trascendencia de su labor, y realizarla con el rigor profesional que ello exige.  No es ético ofrecer la información desde la perspectiva de una sola de las partes, confundir fuentes y voces implicadas, ocultar datos relevantes o descontextualizar… Y lamentablemente, eso es lo que llevamos viendo a diario que sucede con la información que se ofrece desde Israel.

Preguntas por la cuestión de la mujer. Te pongo un ejemplo de estos mismos días: Hamás ha impuesto restricciones a las mujeres solteras, que no pueden viajar sin un tutor. ¿Crees que algunos de los medios referentes, de esos que mandan corresponsales a Gaza, lo ha mencionado?

No. Toda denuncia del maltrato y las vejaciones y asesinatos que sufren las mujeres en Gaza, los medios lo enmarcan en un confuso contexto. No falta “el bloqueo”, pero sin embargo hay múltiples artículos que ni siquiera mencionan a Hamás, y que si lo mencionan lo hacen circunstancialmente. No obstante, hay que recordar que Hamás, considerado grupo terrorista por las naciones occidentales, es quien gobierna con puño de hierro la Franja de Gaza. Algo tendrán que ver, ¿no? Pero muchas de las mismas voces que se desgañitan gritando “machismo” en las calles de ciudades occidentales en las que hombres y mujeres gozan de los mismos derechos, son cuidadosamente silenciosos o incluso “simpáticamente cómplices” a la hora de abordar los derechos de las mujeres en zonas en las que son realmente oprimidas.

P: Desde las redes, en tu lugar especial en Camera ¿sientes que hoy la mujer tiene mayores posibilidades de abrir caminos?

R: Bueno, concretamente en CAMERA, la mayoría de los departamentos son dirigidos por mujeres. Para empezar, la directora general de CAMERA, es una mujer. Andrea Levin.

Creo que hoy en día, no solo por las redes, sino gracias al trabajo de muchas que nos precedieron, las mujeres estamos perfectamente capacitadas y preparadas para abrir cualquier camino. Como mujer que vivió su juventud en los años 80/90 siempre mirando detrás al volver a casa, poniéndome auriculares para no escuchar las groserías que a una le gritaban, veo una evolución increíble. Y no sólo en los concreto, sino en lo conceptual también. Por supuesto que sigue habiendo violencia sexual, pero no hay la misma aceptación que había antes. La mujer crece sabiéndose fuerte y capaz. Creo que la lucha hoy en día está precisamente zonas como Gaza, en las que las mujeres son anuladas, vejadas, maltratadas por las sociedades, reflejos de sus gobiernos.

La herramienta y el problema de las redes

P: Y volvamos a lo político. Con el fenómeno de las redes, en las que se multiplica cualquier cosa ¿dirías que tienes más herramientas, pero también más desafíos? Con mayor facilidad se difunden mentiras y distorsiones de la realidad.

R: Los dos. Por un lado, las redes sociales han ayudado a acceder a más información. El usuario ya no depende de que un periodista mañana quiera o no contarle una historia, el usuario tiene su propia red de informantes, puede acceder a lo que desee y en tiempo real. Por ello creo que los medios no deberían competir por ser los primeros en contar algo, sino por ser los que lo cuenten de forma más completa y rigurosa. Pienso que esa debe ser la verdadera revolución mediática. Dejar el activismo y la pataleta a las redes sociales, y ellos centrarse en la profundidad y la profesionalidad.  Obviamente esto es bastante iluso, porque los medios tienen un público al que alimentar y se suelen deber a grandes capitales, pero estoy convencida de que un periodismo riguroso y no partidista, podría encontrar un gran espacio.

Trabajo y misión

P: Esto no es solamente un trabajo. Esto es una misión. ¿Así lo encaras?

R: Lo encaro como algo en lo que creo. Algo vital. No sólo porque creo que Israel no merece ser demonizado del modo en que lo es a diario, pero insisto en que creo que el periodismo debe rescatarse a si mismo. Salir de sus trincheras ideológicas.

P: ¿Cómo es la dinámica con la que trabajas? Me imagino que ocurre algo y tú ya andarás imaginándote qué van a escribir algunos medios ¿no?

R: (Risas) A veces escribo en un papelito qué van a decir los medios antes de que lo digan. Si estoy muy segura, lo subo a las redes sociales. Suelo acertar. No es muy complicado, suele responder a un empeño en ensuciar la imagen de Israel.

Normalmente, la dinámica de trabajo consiste en llegar a la oficina y ponerte a leer, leer y leer. A veces son temas ya sabidos, pero en otras ocasiones tienes que averiguar más, buscar todo lo que se ha escrito sobre una noticia, contactas con tus propias fuentes, preguntas, corroboras con otros departamentos, etc… Y ahí más o menos ya te pones a leer otra vez, para ver qué es correcto y qué no.

Tendenciosidad, antisemitismo, legítima discrepancia

P: ¿Qué sentimiento te embarga cuando ves la tendenciosidad anti israelí? ¿Es más rabia o más tristeza? ¿Impotencia?

R: Depende. No toda la tendenciosidad parece responder a los mismos motivos. Y eso lo notas mucho en la reacción de los periodistas cuando contactas con ellos. Algunos te responden, otros te ignoran.

Lo que sí me provoca mucha impotencia es cuando contactas con un medio y le haces ver un error concreto, y les da igual.

P: ¿Cómo distinguir entre la legítima crítica a Israel y la tendenciosidad mal intencionada?

R: Creo que Nathan Sharansky nos dio una gran regla para ello: las tres D. La crítica legítima se convierte en antisemitismo cuando cae en la deslegitimación, la difamación y la doble vara de medir.  

Yo creo que, al margen, cuando hay una obsesión por criticar toda acción israelí, privándola del contexto y anulando las voces que puedan explicarlo, hay un serio problema.

P: ¿Cómo explicas-y tengo claro que has hablado de esto en mil oportunidades- por qué ciertas críticas a Israel son antisemitismo?

R: Porque muchas de las críticas ponen en duda la existencia misma del estado judío. Su derecho a defenderse o su derecho a existir como estado judío. Aunque sea de manera oculta, porque el antisemitismo 2.0 se oculta detrás de supuestas buenas intenciones. “No tengo nada contra Israel”, te dicen, pero “es un estado racista, supremacista, blablablá”. Supuestamente defienden los derechos humanos de los palestinos, pero los derechos humanos de los palestinos no les importan cuando son los sirios, los libaneses o los propios palestinos quienes los violan. No les importa el “qué” sino el quién. Lo hemos podido ver con el libelo acusando a los israelíes de no vacunar a los palestinos. Ríos de tinta para confundir y obviar los acuerdos de Oslo, o ponerlos en duda, pero nada acerca de los líderes palestinos rechazando la ayuda israelí o vacunando a familiares y cercanos, a espaldas de su población.

Y creo que es una obviedad tener que decir que se puede criticar a Israel sin ser antisemita. Ahí tienes los 9 millones de israelíes que lo hacen a diario.

P: ¿Te ha pasado que medios te contestaron a tus críticas con humildad, reconociendo un error?

R: Me ha pasado. A veces discutiendo, a veces reconociendo, pero sí profesionales abiertos a las críticas y a mejorar.

P: Seguramente tendrás mil ejemplos de distorsiones increíbles. ¿Podrías compartir algunas con nuestros lectores?

R: Una de mis preferidas, que creo que muestra esa línea entre la crítica a Israel y el antisemitismo, es una frase con la que RTVE terminaba un reportaje dedicado a criticar el tranvía de Jerusalén:  

    “A pesar de la pretendida convivencia los judíos son mayoría”.

O sea, según RTVE no se puede convivir cuando los judíos son mayoría. Si eso no es antisemitismo…

P: Increíble…

R: Hay muchos ejemplos de distorsiones muchas veces repetidas: recurrir a una supuesta ley internacional que no existe, la búsqueda de plantear Israel desde una perspectiva colonialista europea borrando su historia judía, minimizar la amenaza a la que se enfrenta Israel… y mucho más.

P: ¿Algo que te haya sorprendido en especial?

R: Así como me sorprenden los esfuerzos por borrar la historia judía de Israel, me está sorprendiendo para mal una tendencia moderna de borrar el componente judío del Holocausto.

P: ¿Hay a veces sorpresa para bien?

R: Sí. Cuando algún periodista, o editor nos responden y están abiertos a escuchar nuestras críticas.

P: ¿Algo que desees agregar?

R: Nada, sólo darte las gracias por el gran trabajo que haces.

P: Mil gracias Masha. Un honor palabras así de tu boca. Gracias a ti y a CAMERA por vuestra impresionante labor.

R: Muchísimas gracias.

Ana Jerozolimski
(08 Marzo 2022 , 06:31)

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