Al fallecer Rafi Eitan, el jefe del operativo, recordamos su relato en una entrevista especial.
Este sábado falleció Rafi Eitan, una de las leyendas vivientes del Mossad, el servicio de Inteligencia exterior de Israel. En medio de los numerosos años que dedicó al tema de la seguridad, está claro que su nombre quedará por siempre ligado a la captura de Adolf Eichmann en Buenos Aires en Argentina. Fue mucho después ministro, al resultar el partido de los Jubilados que creó, la gran sorpresa de las elecciones en el 2006.
Pero hoy aquí, lo pertinente es recordar lo que nos contó hace años sobre uno de los operativos más osados de la Inteligencia israelí fuera de las fronteras del país.
El texto que aquí reproducimos es parte de una entrevista más amplia en la que fueron tocados también otros temas.
“BEN GURION QUERIA TRAER A JUICIO A ISRAEL A UN CRIMINAL NAZI, PARA QUE TODOS VEAN, PARA QUE TODOS SEPAN LO QUE PASO EN LA SHOA”.
P: ¿Siente que la historia le dio un rol protagónico poco común al colocarlo en la posición en la que estuvo en el operativo para el secuestro de Adolf Eichmann?
R: Sin duda.Eso fue un gran privilegio, uno de los grandes honores que el Mossad me dio, el Operativo Eichmann.
P: ¿Cómo se organizó todo? ¿Por dónde empezó?
R: Aproximadamente en 1958, David Ben Gurion ordenó a Isser Harel, que era el jefe del Mossad, traer a Israel a uno de los criminales nazis. Ben Gurion no nombró a nadie.Isser Harel tenía que elegir entre los criminales nazis que no habían sido llevados a los Juicios de Nuremberg. Luego de consultar con otros, Isser Harel eligió cuatro nombres: Borman, que era el segundo de Hitler, Miller el Comandante de las SS, Mengele, el médico de la selección y Adolf Eichmann, que comandó de hecho el operativo de la masacre. Isser Harel eligió a cuatro personas que se encarguen de empezar a buscar a cada uno de los cuatro.A fines de 1959, ya había señales que indicaban que Eichmann estaba en Argentina.Se encomendó a Tzvi Aharoni encontrarlo.Lo halló en un barrio de Buenos Aires, San Fernando, en la calle Garibaldi. El hizo las primeras averiguaciones en San Fernando y trajo las fotografías que tomó al hombre que él sospechaba que era Eichmann.Isser Harel me encomendó a mi, que era Jefe de Operaciones, ser el comandante de ese operativo para la captura de Eichmann y traerlo a Israel, para llevarlo a juicio.
P: Estaba de por medio el tema educativo, de enseñar y mostrar lo que había pasado.
R: Si, pero ante todo lo moral.Ben Gurion quería traer a Eichmann a juicio, para que todo el mundo vea, que todos comprendan lo que había pasado en la Shoa.Hasta ese momento, se hablaba por supuesto, pero no era algo que repercutía impresionantemente. No era algo que estaba metido en las almas de todos.
P: ¿En esta etapa ya habían desistido de Borman y los demás?
R: No, seguíamos buscando a Mengele, pero lo perdimos varias veces. A Miller no lo hallamos nunca y creo que hoy debe haber fallecido naturalmente. Yo estimo que él siguió vivo, escondido en algún lado.Borman sabemos hoy que fue muerto por un tanque ruso junto al hospital Charité en Berlín el 30 de abril de 1945.
P: ¿Cómo se llegó a la situación en la que Tzvi Aharoni dijo que cree haber encontrado a Eichmann?
R: La primera indicación fue una carta que un alemán de nombre Herman, que vivía en Tucumán, que dijo tener fundamentos para pensar que Eichmann se encuentra en Argentina.Pidió que alguien vaya a hablar con él.Era un alemán no judío, que había quedado ciego en un campamento de concentración alemán, por haber sido comunista. Después de la guerra se mudó a Argentina con su familia, se asentó en Tucumán y trabajó de maestro, creo que de idioma alemán. A fin de brindar a su hija una educación mejor de la que podía conseguir en Tucumán, la mandó a un liceo en Buenos Aires.Y cuando volvió a la casa, contó que tiene un compañero de estudios llamado Klaus Eichmann. Se lo contó a su padre, él comenzó a preguntar y llegó a la conclusión de lo que pasaba.Sin decírselo a su hija, escribió aquella carta.Lo que pasó es que en 1954 Eichmann había llevado a toda su familia a Argentina.Pero su esposa Vera , entró con el apellido original, Eichmann.
P: O sea que él vivía allí como Ricardo Clement y ella, seguía siendo Vera Eichmann.
R: Así es. Los niños también quedaron con el apellido Eichmann.Es difícil saber por qué no cambiaron su nombre, pero diría que se debe a una falta de comprensión total respecto a cómo funciona un sistema de inteligencia. Yo creo que eso indica mucho también sobre la personalidad del propio Eichmann. Cuando ya estábamos en Israel de regreso y él estaba preso, yo fui muchas veces a verlo y hablé durante horas con él. Y llegué a la conclusión de que era lo que en su momento llamé "oficial prusiano cuadrado". Era un oficial fiel, que sabe hacer las cosas, pero que no conoce nada más fuera de su entorno más inmediato.
P: ¿Cuál fue el elemento que los convenció de que ese Ricardo Clement, ese hombre en San Fernando, era Adolf Eichman? ¿El que apareció con un ramo de flores en el día de cumpleaños de su esposa?
R: Si, es verdad.Tzvi Aharoni viajó a Tucumán, vio al hombre que había escrito la carta, volvió a Buenos Aires y fue a la dirección que le habían dado, en la calle Chacabuco.A Eichmann no lo encontró allí pero sí a uno de sus hijos, creo que a Nicolas. Lo siguió hasta San Fernando .Esperó y el día que sabíamos que era el cumpleaños de Vera Eichmann, realmente vió a un hombre entrando con un ramo de flores. Le sacó una foto.Al día siguiente le sacó varias fotos más cuando estaba en el jardín.Trajo las fotos y en Israel las entregamos al Departamento de identificación Forense de la Policía.Tomaron fotos viejas de Eichmann y las fotos actuales que habían sido tomadas pocos días antes. Llegaron a la concluisón clara de que se trataba al parecer de la misma persona. A pesar de ello, el plan era capturarlo, llevarlo a un lugar seguro , nuestro, verificar si realmente era Eichmann.Si lo era, se seguía con el operativo.Si no lo era, se le ponía en libertad.Y te digo que durante ese operativo, no portábamos armas. No teníamos revólveres de ningún tipo.
P: ¿Cómo fue su primer encuentro con él?
R: Cuando lo introdujimos al coche, en el asiento de atrás, a la derecha, estaba sentado yo y del otro lado Tzvi Malhin. La cabeza de Eichmann estaba sobre mi y sus rodillas sobre él. Aharoni, que sabía alemán, le dijo: "Si tu vida tiene valor para ti, no emitas ni un sonido" a lo que él contestó en alemán. Primero habló como en susurro, pero ahí confirmé que sabía alemán. Fue entonces que le toqué el vintre, revisé su cicatriz de la operación de apéndice que sabíamos que tenía y no tuve dudas: es Eichmann.Y en ese momento, me canté a mi mismo, en el alma, la canción "Anájnu Po" (estamos aquí), de los partisanos.
EL SABRA QUE ACTÚA EN NOMBRE DEL PUEBLO JUDIO
P: Rafi, usted es sabra, nacido en Ein Harod. En aquellos años, el enfoque de los sabras respecto a la Shoa era muy diferente al de los judíos que sobrevivieron al Holocausto.Criticaban lo que consideraban era una actitud por la cual los judíos había ido como dejándose matar, como ovejas, hacia su fin. La actitud era muy especial. A pesar de ello ¿usted sentía que se estaba haciendo justicia histórica?
R: Recordemos ante todo que estamos hablando del año 1960, ya 15 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Entre los años 1945 y 49, yo fui soldado en la Hagana y luego me sumé al Servicio de Seguridad, al Mossad, en cuyo marco empecé a viajar por el mundo. Uno de mis primeros viajes fua Berlín, donde visité un campamento de concentración en el que había un crematorio. Allí tuve la sensación , como sabra, de lo terrible de lo que habían hecho. Eso fue en 1952 ó 1953.Luego, entre el 55 y el 58, estudié en Europa y allí tuve contacto con comunidades judías del continente y a través de ellas tomé conciencia de lo que había pasado. O sea que cuando llegué al operativo para capturar a Eichmann, ya estaba maduro al respecto.
P: ¿No le daba un poco de miedo, esa responsabilidad de tener a Eichmann en sus manos? Era una responsabilidad en nombre de todo el pueblo judío.
R: Es verdad, pero cuando uno está en un operativo, piensa sólo en lo que debe cumplir.En ese momento uno quiere garantizar que todo salga bien y luego después se permite analizar todo.
P: Y ahí, en ese momento ¿cuál fue su conclusión?
R: Que habíamos llevado a cabo uno de los operativos más significativos desde un punto de vista histórico, en la historia moderna de Israel.
UN OFICIAL “CUADRADO”
P: En las conversaciones que mantuvo con Eichmann ¿a qué conclusiones llegó, además de que es un "oficial pruso cuadrado"? Supongo que no le preguntó por qué hizo lo que hizo..
R: No, no le pregunté.Yo quería, ante todo, comprender cuál era la estructura de las SS, cómo el sistema por el cual se tomaban decisiones y se impartía órdenes a distintos niveles.Quería saber cuáles habían sido sus entrenamientos. Yo no le hice preguntas sobre los judíos y los campos de concentración.Eso lo dejé para su investigador, Avner Less, que habla alemán‑yo no lo hablo‑ que además me tradujo todo lo que yo le preguntaba a Eichmann y lo que él respondía. Fue durante meses.
P: Pero está claro que Eichmann nunca se arrepintió...
R: Jamás.No se arrepintió.
P :¿Diría que aquello fue una cúspide en su vida?
R: Sin duda, fue una cúspide . Y no siempre se le presenta a una persona un privilegio de ese tipo.
EL MISTERIOSO AVION DE EL-AL
P: ¿Cómo fue lo del avión en el que se llevaron a Eichmann a Israel?
R: La idea fue de Isser Harel. El leyó en uno de los diarios que el 25 de mayo Argentina celebra 150 años de su independencia. Se le ocurrió que el Mossad alquile un avión de El Al, pague por el vuelo ida y vuelta, convenza al Director de El Al que se dirija al entonces Canciller Abba Eban y le diga que El Al quiere hacer un vuelo experimental a Argentina para estudiar la conveniencia de la línea, y que la oportunidad sería el Día de Independencia de Argentina, los festejos.Le pidió entonces a Abba Eban que avise al gobierno argentino que llegará una delegación de Israel en un vuelo especial y así podrían aterrizar. Así fue.De hecho, salvo nosotros, los agentes operativos y tres o cuatro personas en El Al, nadie sabía nada.
P: ¿Abba Eban tampoco?
R: Tampoco. De hecho, no lo sabía, tampoco cuando estaba de regreso a Israel.