Palabras Preciadas - Alcanzando un Balance Espiritual - La Cuerda Floja - Observancias de Duelo del Omer
No. 305
Horario de velas en Montevideo
2 de mayo 17.50
Tazria-Metzora
PALABRAS PRECIADAS
Por Menachem Feldman
A menudo, a la gente le gusta caracterizar los eventos o experiencias como positivos o negativos. Nuestro cerebro prefiere la facilidad y simplicidad de las distinciones claras. Sin embargo, la vida es más compleja. A menudo, lo positivo y lo negativo se superponen de maneras sorprendentes; generalmetne cuanto mayor es el riesgo, mayor puede ser el beneficio. Cuanto más intensa sea la experiencia, más probable será que sea profundamente traumatizante o profundamente enriquecedora.
Un ejemplo interesante de este principio es la Tzaraat, la misteriosa decoloración que aparecía, en tiempos bíblicos, en el hogar judío en la tierra de Israel. Como describe la Torá en la parashá de esta semana:
“Y el Señor habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Cuando entréis en la tierra de Canaán, que os doy en posesión, y yo ponga una lesión de Tzaraat sobre una casa en la tierra de vuestra posesión…” (Vaikra 14:34)
La Torá luego profundiza en los detalles de la decoloración y cómo, en algunos casos, era necesario retirar las piedras descoloridas (y, en otros, la casa entera debía ser destruida).
Rashi, el clásico comentarista bíblico, ofrece explicaciones opuestas sobre el propósito de la Tzaraat. Rashi explica que la Tzaraat aparecería como un castigo por el “lashón hará” por las malas palabras. Sin embargo, también ofrece otra interpretación:
“...Porque los emoritas habían escondido tesoros de oro dentro de los muros de sus casas durante los cuarenta años que los israelitas estuvieron en el desierto, y a través de la lesión, él (el israelita) demolerá la casa y los encontrará”.
¿Qué debemos interpretar ante estas explicaciones opuestas? ¿Es la Tzaraat una indicación de negatividad, una señal de impureza que debe ser eliminada, o es una señal que aparece para que el judío tome posesión del tesoro detrás del muro? Rashi nos enseña que las explicaciones positivas y negativas son ambas verdaderas simultáneamente. La misma fuerza que los paganos usaban para la impureza, cuando se usaba correctamente, podía, de hecho, ser un gran tesoro.
De hecho, Emori era el nombre de la nación que escondió los tesoros en los muros. La palabra Emori proviene de Emor, que significa hablar. La Torá nos alerta sobre el poder de la palabra. Pocas cosas pueden ser tan destructivas o tan constructivas como la palabra hablada.
La Tzaraat fue diseñada para guiarnos hacia un tesoro. De hecho, el hogar judío debe estar libre de la impureza del lenguaje destructivo. Las piedras que capturaron la energía del lenguaje pagano deben ser removidas. Sin embargo, eliminar la negatividad siempre es solo un primer paso, nunca el objetivo final. La Torá nos enseña que el poder de la palabra debe usarse para construir, consolar y empoderar. Las palabras tienen una forma de llegar a lo más profundo de nosotros mismos, liberando los tesoros internos de nuestra alma y permitiéndonos comprender, empatizar y conectar con quienes nos rodean.
ALCANZANDO UN BALANCE ESPIRITUAL
"Esta es la ley respecto del que tiene una lesión de tzaráat ... cuando se va a purificar." (Vaikrá 14:32)
El hecho de que el síntoma de tzaráat fuera una mancha blanca en la piel indica que el tzaráat resultó de un entusiasmo sagrado que no estuvo balanceado con un sentimiento de compromiso humilde con nuestra misión Divina. El entusiasmo por lo Divino es una expresión de nuestro amor a D-os, mientras que la devoción humilde a Su voluntad es una expresión de nuestro temor a D-os y de nuestra entrega a Su voluntad. El amor y temor a D-os son representados en los textos místicos por la “mano derecha” y la “mano izquierda” de nuestra alma, respectivamente. Por lo tanto favorecer a uno sobre el otro trastoca nuestro equilibrio espiritual.
Las fuerzas opuestas sólo pueden ser armonizadas usando una tercera fuerza que las supere y abarque: el estudio de la Torá. El estudiar Torá con un sentimiento de autoanulación frente a D-os nos permite elevarnos por encima de las limitaciones de la lógica y la naturaleza. Con esto podemos armonizar los opuestos de amor y temor y restaurar el equilibrio saludable entre ellos. Esta es otra forma en la que el estudio de la Torá resulta ser un antídoto para el chisme y la calumnia, trayendo curación y armonía al mundo.
Séfer HaSijot 5751, vol. 2, págs. 493-494.
Levítico (Vaikrá) 12:1 – 15:33
La Torá procede con las leyes de impureza asociadas con los seres humanos. Primero habla de la impureza que recae sobre una mujer judía que concibe (Tazria en Hebreo) y da a luz. El segundo tipo de impureza de la que habla esta sección es una enfermedad que ya no existe, conocida como tzaráat. Aparecía en la piel, prendas o casa de un hombre o mujer judíos.
La quinta sección del libro de Levítico comienza con los rituales que debe seguir alguien afectado con tzaráat (Metzorá en Hebreo) para poder ser admitido nuevamente en el Tabernáculo. Luego describe cómo la tzaráat puede aparecer en construcciones y cómo realizar su purificación. En el final describe varias formas de impureza ritual, resultados de ciertas emisiones corporales.
LA CUERDA FLOJA
Por Tuvia Bolton
El Rabino Mendel Futerfass pasó varios años de su vida en un campo de trabajo soviético. Más tarde relató que una de las maneras en que mantuvo la cordura fue concentrar constantemente su mente en la práctica jasídica, establecida por el rabino Israel Baal Shem Tov: “De todo lo que una persona ve u oye, debe extraer una lección en su servicio a D-os”. Algunas reflexiones muy profundas surgieron de maestros muy inusuales.
Por ejemplo, uno de los prisioneros afirmaba ser equilibrista.
El Rabino Mendel no le creyó porque no podía imaginar por qué alguien perdería el tiempo caminando sobre una cuerda y arriesgándose a caer de cabeza, cuando podía simplemente caminar por el suelo como todos los demás. Pero cuando el malvado Stalin murió y el gobierno alivió la presión sobre los campos, algunos de los reclusos decidieron celebrar y el equilibrista vio la oportunidad de demostrar su valía.
Encontró una cuerda larga y gruesa en algún lugar del campamento, la ató al costado de un edificio a unos tres metros del suelo, la extendió hasta otro edificio a unos quince metros y la ató allí a la misma altura. Durante un buen rato estuvo subido a una escalera tirando, probando y atando hasta que todo estuvo listo.
Una multitud se reunió a su alrededor. El hombre se quitó los zapatos y, con cautela pero sin contemplaciones, subió por la escalera hasta la cuerda.
Reb Mendel fue uno de los primeros en interesarse y explicó lo sucedido:
"Primero se subió a la cuerda, dio unos pasos, perdió el equilibrio y se cayó. Pero sabía caer, como un gato. Esperó unos segundos, volvió a subir y volvió a caer de la misma manera. Finalmente, empezó a caminar y luego a bailar, balanceándose al ritmo de los aplausos de los espectadores.
Luego llegó al final, se dio la vuelta, bailó de vuelta al punto de partida y bajó entre los aplausos y vítores de la multitud.
Después de estrecharles la mano a todos, se acercó a mí y, con una sonrisa de satisfacción, me dijo: “Bueno, rabino, ¿qué opinas ahora?”.
Le dije que estaba impresionado, pero no podía evitar preguntarme cómo lo hacía. ¿Cómo podía caminar sobre una cuerda tan fina sin caerse? Tras mucha insistencia, finalmente reveló su secreto. “Tengo la mirada puesta en dónde voy”, dijo, “y ni siquiera pienso en caerme”.
Esperó unos segundos a que asimilara la respuesta y luego dijo: “¿Sabes qué fue lo más difícil? ¡Dar la vuelta! Cuando te das la vuelta, pierdes de vista el objetivo por un segundo. ¡Aprender a dar la vuelta lleva mucho tiempo!”.
OBSERVANCIAS DE DUELO DEL OMER
En el siglo segundo de la era común, una plaga mató a 24.000 estudiantes de uno de los sabios y líderes judíos más grandes de todas las épocas, Rabi Akiva. Murieron todos en el corto período entre Pesaj y Shavuot. Durante esas siete semanas entre las festividades de Pesaj y Shavuot, recordamos esa tragedia con un período de semi duelo.
Históricamente, muchas tragedias han caído sobre nuestro pueblo durante estos días. Los notorios líbelos de sangre incitaron progroms antisemitas en las semanas siguientes a Pesaj.
Durante estos días de duelo:
• No se hacen casamientos.
• No se escuchan instrumentos musicales.
• No compramos prendas de valor significativo.
• No nos cortamos el pelo o nos afeitamos (Hable con su rabino si su trabajo así lo requiere).
En total, de los 49 días de este período observamos solo 33 días de duelo. Sin embargo, hay distintas opiniones sobre cuando esos 33 días empiezan y terminan. Hable con su rabino para determinar la tradición de su comunidad o familia sobre este asunto.
Sin embargo, de acuerdo a todas la opiniones, el día 33 del Omer, conocido como Lag Baomer, se celebra con fiesta, y se suspenden todas las expresiones de duelo. Este es el aniversario de fallecimiento del místico Rabi Shimon bar Iojai, un estudiante sobreviviente de Rabi Akiva, quien específicamente pidió que nos alegremos en el día que su alma se reunió con su Creador.
Ciertas comunidades, incluyendo Jabad, observan el período de duelo del Omer desde Pesaj hasta tres días antes de Shavuot (exceptuando Lag Baomer), para cumplir con todas la opiniones. Esta costumbre también coincide con las enseñanzas de la Kabalá, de acuerdo a la cual este es un período de juicio severo.
MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Guayaquí 3193
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Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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