En comunidad

En la bendita memoria de Marcelo Blaj

Estas líneas siento que sin que nadie me lo haya pedido,  las escribo en nombre de un pueblo. Pueblo, como lo usamos un poco en lunfardo uruguayo…una multitud de gente, todos aquellos que en algún momento tuvieron contacto con el querido Marcelo Blaj, que este martes dejó físicamente este mundo.

Marcelo falleció  tras años de lidiar con problemas de salud, también de haber parecido recuperarse pero con el peligro acechando de fondo. Hace ya semanas que se había vuelto a complicar y muchos temían lo peor. Imaginamos al propio Marcelo, aún cuando quizás no podía hablar, pensando en cómo alentar a los demás y seguramente tratando inclusive de esbozar una sonrisa como diciendo “todo va a estar bien”.

En mayo cumplió 50 años, agradeció a todos los que festejaron con él, y prometió varias décadas más. No llegó. Pero no se fue del todo. Nunca se irá del todo, porque hizo y dejó mucho en vida. Tocó corazones y almas, y eso es lo central.

El rabino Eliezer Shemtov, que lo conoció muy bien y de cerca, se lamentó públicamente en las redes sociales, diciendo mucho en pocas palabras.

 

La muerte de Marcelo es una tremenda injusticia.

No sólo porque es prematura, porque Marcelo y su familia, su esposa Kari y sus hijos, todos sus seres queridos, tenían aún mucho por compartir. Es injusta más que nada por lo bueno que era Marcelo, una persona generosa, siempre pensando en qué puede ayudar al prójimo.

Apenas me enteré de su fallecimiento escribí unas líneas y las compartí por el celular y en Facebook…y los comentarios de quienes lo conocían personalmente, públicos o  en privado, destacaban lo mismo: “era un ser de luz”, “no tenía ni una pizca de mal en su ser”, “era lo máximo, siempre queriendo ayudar” y mucho más. Una persona de bien que miraba al mundo con buenos ojos, hallando siempre lo que apreciar.

Siempre con la palabra justa para alentar, expresar aprecio, viendo las cosas buenas de la vida y el ser humano.

Marcelo no debía morir . Muchos rezaron por él. Se fue envuelto en bendiciones. 
Su fallecimiento me recuerda una frase que dijo mi hermano Ariel en el funeral de papá, de bendita memoria : "La falló el cuerpo, el alma jamás".
Que descanses en paz Marcelo querido.

Cuando uno se lamenta por la partida de alguien así, todas esas frases que parecen fórmulas hechas aunque no se las diga por compromiso sino desde lo más profundo del corazón, cobran un sentido especial. Por eso, pedimos enviar a su familia, su esposa Kari y sus hijos, su mamá, sus hermanas, hermano y el resto de la familia, y sus numerosísimos amigos, nuestras sinceras condolencias. Y que no sepan más de dolor. Y más que nada, que en su bendita memoria hallen consuelo.

 

Junto a nosotros, amigos de Marcelo piden expresar públicamente su profundo dolor.

 

Entre ellos, Ana y Roberto Cyjon desde Montevideo:

 

Lamentamos profundamente el fallecimiento del querido  “Marcelito” Blaj (Z’L)

Era una persona extraordinaria en espíritu y acción.

Extendemos nuestro más sentido pesar, en un cálido y sostenido abrazo a toda su familia, deseándoles que no sepan más de dolor.

Ana Jerozolimski
(13 Septiembre 2022 , 16:17)

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