Israel

Este fue el dramático discurso del Presidente de Israel

El Presidente Itzjak Herzog, preocupado por la situación interna, se dirigió este domingo de noche a la nación. Vale la pena leer el discurso. 

La traducción es nuestra, no oficial.

En algunos puntos que consideramos requieren aclaraciones porque pueden no entenderse si uno no conoce al detalle el tema,  intercalamos números entre paréntesis. Al final del discurso, van abajo las aclaraciones pertinentes, por orden.

 

“Ciudadanas y ciudadanos de Israel, nos hallamos en días claves para nuestro destino. Para nuestro pueblo, para nuestro país. Lo que me dispongo a decir hoy aquí serán palabras duras y plenas de dolor. Algunas de ellas no serán agradables para un lado o el otro.

En las últimas semanas he estado intentando con todas mis fuerzas lograr amplios acuerdos. Ambas partes deben comprender que si solamente un lado sale victorioso, todos perderemos, el Estado de Israel saldrá perdiendo.

La dolorosa realidad israelí que nos sacude, me ha llevado en las últimas semanas a presentar mi pésame a familias que perdieron a sus seres queridos en la criminal ola de terrorismo. Una a una,las distintas familias, de la variedad de matices que componen la sociedad israelí, me miraron con los ojos llenos de lágrimas y me hicieron un pedido. Desde lo profundo del corazón, con un grito: no pidieron por ellas mismas ni por su duelo sino que haga todo para detener la locura, la disputa que nos amenaza a todos. Esas familias queridas, se sumaron a las voces de millones, de todos los puntos del mapa político, que en las últimas semanas piden una sola cosa: no marchar hacia el abismo, poner fin a la polarización explosiva, antes de que nos consuma a todos. Hace ya mucho que no nos hallamos en medio de una discusión política sino al borde de un desmoronamiento constitucional y social.

Por lo tanto, tal cual lo hicieron presidentes de Israel en el pasado en situaciones extremas como esta, me opongo a quedarme cruzado de brazos. Veo y oigo las manifestaciones en todo el país, a un público gigantesco de patriotas que usufructuan su derecho a la protesta- un derecho básico en democracia – y que están absolutamente comprometidos con el destino del pueblo y el país. Siento, todos sentimos, que estamos un momento antes de un choque y hasta diría un choque violento. Que el barril de pólvora está por estallar y que estamos al borde de una situación en la que alguien levantará la mano contra su hermano.

Yo pido, ruego, a todos y cada uno de ustedes, mis hermanos y hermanas israelíes, que recuerden que las amenazas desde afuera son suficientemente grandes. Cualquier tipo de violencia, y más aún, violencia contra servidores públicos y funcionarios electos, es una línea roja que no debemos cruzar bajo ningún concepto. Entre las dos opciones, ruptura y sociedad, elijo sociedad. Nosotros preferimos mantenernos unidos. 

Hay algunos supuestos básicos a los que es importante referirse en relación a la reforma que está en la agenda.

La casa elegida por el pueblo es la Kneset. Incluso con relaciones equilibradas y deseables entre los poderes, esa es la casa del soberano. El gobierno electo por la Kneset tiene derecho a implementar su política. Las relaciones entre los poderes se basan en pesos y contrapesos sin los cuales “un hombre tragará a otro vivo” (1), pero los cambios pueden ser un paso absolutamente legítimo. La reforma también es la base para un cambio bienvenido. Para un crecimiento. Para una adaptación a la realidad. Ningún poder debe estar cerrado a posibles cambios (2). 

El Poder Judicial debe ser hogar para la diversidad de opiniones en la sociedad israelí. El hecho que no haya suficiente diversidad, por ejemplo que no haya jueces de origen sefaradíen el Tribunal Supremo, me molesta desde hace ya mucho tiempo.

La propuesta de reforma no apareció de la nada. Es el producto del hecho que un lado siente que se ha desarrollado un desequilibrio entre los poderes y que se han cruzado los límites en este asunto a lo largo de los años. 

Y no menos que eso, es el producto de un dolor y una profunda frustración, que alcanzaron su punto máximo con la desconexión de Gush Katif y el norte de Samaria (3). Este dolor de nuestros hermanos y hermanas es real. Rechazarlo e ignorarlo es un gran error. 

Y por otro lado, quisiera subrayar:  la responsabilidad de escuchar, de sentir los dolores de todos los sectores del pueblo, y ciertamente cuando se expresan en profundas angustias y preocupaciones, recae ante todo sobre quienes tienen en sus manos las instituciones de gobierno en este momento. 

Creo que el todo compuesto por las partes de la reforma actual, despierta un profundo temor respecto a su influencia negativa sobre los fundamentos democráticos del Estado de Israel.

 

El sistema de justicia israelí es una gloria de nuestro país. La corte y los jueces de Israel protegen a la sociedad y al país. Esa es la realidad. Del crimen, de los ataques desde el exterior a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel, de la pérdida de las bases de la justicia, la ley y la moral. Y sí, también de la fuerza destructiva que pisotee los derechos individuales y del ciudadano.

Somos un Estado de Derecho y debemos agradecer por ello a nuestro Poder judicial profesional, responsable e independiente. Hay aquí millones de ciudadanos que junto a los judíos de la diáspora y a grandes amantes de Israel en el mundo todo, ven en la reforma una amenaza real a la democracia israelí. Temen que la reforma tal cual ha sido presentada, borra y arranca de raíz todos los pesos y contrapesos, y que no quede quien proteja al ciudadano de la fuerza del poder. Este dolor de nuestros hermanos y hermanas es auténtico. Rechazarlo o ignorarlo sería un gran error. 

Quien imagina un diálogo o inclusive un acuerdo sin tomar en cuenta y sin reconocer el dolor de sus hermanas y hermanos del otro lado, simplemente demuestra que no tiene idea de qué habla. Ya hubo quien dijo: “¿Cuántas orejas precisa una persona para oir el grito de otra?”.

 

Leo con preocupación los informes de Inteligencia en los que se escribe sobre nuestros enemigos que nos observan refregándose las manos con placer, como diciendo “dejen que ellos hagan nuestro trabajo”. ¿Acaso hay una luz de advertencia más grande que esa?

En las últimas semanas encontré líderes de todos los sectores del pueblo- figuras electas y líderes comunitarios,rabinos, figuras de la academia, de las Humanidades, de la economía, del gobierno local, activistas sociales y formadores de opinión. Algunos que apoyan en forma absoluta la reforma y otros que se le oponen terminantemente. En base a esas largas conversaciones, abarcativas y profundas, determino con certeza: es posible llegar a un amplio  acuerdo que coloque a los ciudadanos de Israel por sobre cualquier discusión. ¡Sí! ¡ Es posible!

 

Esta noche quiero presentar cinco principios que sirvan de base para negociaciones inmediatas y realistas, que regularicen las relaciones entre los Poderes.

 

El primer principio, el más imperioso y fundamental, como condición para todo el resto, es promulgar la “Ley Básica:la Legislación”, que ordene la forma en que se debe considerar las leyes en el Estado de Israel, tanto las leyes comunes como  las leyes básicas (4). Asimismo, ordenará las relaciones entre el Poder Legislativo y el Judicial. Y logrará estabilidad constitucional. Ya no más Leyes Básicas que surgen como hongos después de la lluvia. Una Ley Básica entrará como tal  a nuestro código de leyes tras haber votado la Kneset a su favor con un amplio acuerdo, y en un proceso que incluya cuatro lecturas, en condiciones que serán pactadas en diálogo. No habrá crítica judicial de leyes básicas que hayan sido promulgadas de esta forma (5).

La “Ley Básica: la Legislación” anclará también la autoridad de la Suprema Corte de Justicia para hacer revisión  judicial de leyes que no sean leyes básicas, y esto será logrado mediante una composición y mayoría de la Corte  que sean determinadas en consenso (6).

Y por otro lado, la “Ley Básica: la Legislación” determinará el alcance de la autoridad del parlamento para sobreponerse a una decisión judicial que canceló una ley promulgada por la Kneset, y esto, mediante una mayoría y un procedimiento que sean determinados en diálogo y con acuerdo (7).

 

El segundo principio se refiere directamente a la carga de trabajo en los tribunales. Los ciudadanos de Israel pagan hoy un precio pesado por la enorme diferencia entre el Estado de Israel y otros país del mundo civilizado, en todo lo referente a la relación cuantitativa entre jueces y ciudadanos. En los países de la OCDE el número de jueces por cada 100.000 ciudadanos es tres veces más grande que en Israel. El gobierno de Israel, en coordinación con la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, debe solucionar este gigantesco desafío, y crear ya en el próximo presupuesto una reforma que reduzca esta diferencia através de un plan que dure varios años.

 

El  tercer principio se refiere a la confianza entre el sistema de justicia y la ciudadania israelí. La confianza es un valor sumamente fundamental en las relaciones entre el ciudadano y cualquiera de las autoridades de gobierno. En Israel se abren anualmente más de 800.000 nuevos procesos judiciales y el sistema no alcanza a lidiar con toda esta carga. Esto perjudica la eficiencia, la calidad y la confianza de los ciudadanos en el sistema (8). Exhorto al Ministro de Justicia y a la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia a elaborar juntos un plan que se aprobado por el gobierno, con el objetivo  de ayudar al sistema de justicia a agilizarse de modo que se ponga fin a la tortura que significa esperar un veredicto durante tanto tiempo y a la dilatación insoportable y más que nada que aumente la confianza del público. Le debemos esto a los ciudadanos de Israel. 

 

El cuarto principio se refiere a la forma en que se elige a los jueces en Israel. Lo que yo propongo hoy aquí  es que se cambie de inmediato la composición de la comisión encargada de la elección de los jueces de modo que refleje un equilibrio e igualdad dignos entre los poderes y no permita que ninguna de las partes tenga una mayoría a priori, ni del lado del gobierno ni del sistema de justicia. El mecanismo de elección de los jueces debe basarse en acuerdos y cooperación y no en rondas interminables en las que por un lado hay imposiciones que doblegan a los otros y por otro imposiciones de vetos. 

De acuerdo a esta propuesta, cada uno de los tres poderes tendrá representación igualitaria en la comisión, además de los representantes del público que serán nombrados en coordinación y por consenso- coordinación y acuerdo entre el Ministro de Justicia y la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia. Entre los representantes del Poder Legislativo habrá uno de la oposición, que será electo por la oposición. La forma en la que serán electos los representantes del público, incluyendo las condiciones ineludibles para que puedan participar y el tema de la representantación de los abogados en la comisión, será acordado en diálogo entre las partes. Tal como se ha dicho, ninguno de los sistemas tendrá mayoría estructural a priori. (9)

 

El quinto y último principio se refiere a la cláusula de la razonabilidad (10). La posibilidad del uso ilimitado de la cláusula de la razonabilidad puede convertirse en la base para la entrada desproporcionada del Poder Judicial en el territorio destinado al Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Se puede hacer uso de la cláusula de razonabilidad , que hoy de todos modos está limitado a casos de irrazonabilidad extrema, determinando los límites y las distinciones entre el nivel de quienes son electos y quienes son nombrados. Por mi conocimiento con las posiciones de las partes, considero que pueden y deben crear un amplio acuerdo  también en lo referente a la cláusula de razonabilidad. 

 

Los cinco principios que he detallado son el comienzo y no el final. Los principios que coloco aquí son una base para el acuerdo. Me dirijo a los representantes de los poderes-el presidente de la comisión de Constitución, Ley y Justicial de la Kneset (11) , al Ministro de Justicia y la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia-  y les pido, desde lo más profundo de mi corazón, que pongan fin a esta danza demoníaca.

Dialoguen. Bajen las murallas. Construyan los puentes. Es posible y es necesario llegar a un acuerdo en corto tiempo, en base a estos principios.¡Es posible llegar a un acuerdo! Beit Hanasí (la casa del Presidente) está comprometida absolutamente con el tema y está abierta durante todas las horas del día a un diálogo que promueva cualquier acuerdo de cooperación que elijan. Desde un encuentro conjunto, pasando por la formación de un equipo de acción  y hasta una comisión que se ocupe de elaborar los acuerdos. Cualquier camino que elijan, en cualquier momento que elijan. Siempre y cuando trabajemos por un diálogo constructivo y abandonemos el discurso descalificador, denigrante y anulador.  

 

Me dijo al presidente de la comisión de Constitución, Ley y Derecho de la Kneset y me dirijo a la coalición, y les pido que no presenten la ley a su primera lectura cuando de fondo hay enfrentamiento, polarización, conflicto y discrepancias que no son por amor a Dios;y que consideren los principios que presenté hoy aquí como base para continuar los debates en la comisión entre coalición y oposición. Ya antes de la primera lectura (12).  El mayor desafío de todos es preservar al pueblo de Israel como un solo pueblo. 

Tal como ya lo he dicho, estoy plenamente comprometido con ello, y si es necesario, puedo también solicitar presentarme ante la comisión, lo cual sería un precedente de excepción, a fin de presentar en profundidad los principios sugeridos. Estoy dispuesto a hacer todo – reitero ¡todo! – para que logremos pasar esta dura disputa.

Ciudadanas y ciudadanos de Israel, deseo terminar mis palabras agradeciéndoles, a los numerosos miembros del pueblo de Israel que se dirigieron a mí en las últimas semanas. A todos aquellos que participaron, propusieron, empujaron. El mosaico maravilloso mosaico israelí es el secreto de nuestra fuerza. La variedad israelí trae consigo discrepancias. No podemos negar los enfrentamientos, las discusiones, pero siempre supimos dar un lugar mayor aún a lo que nos conecta.Hemos sabido actuar en forma sabia y ver que la distancia entre nosotros es la de una mano extendida. Ha llegado el momento de extener la mano. 

 

Por los ciudadanos de Israel con sus variadas posiciones, creencias y concepciones. Por los tres poderes y las relaciones entre ellos. Por las fuerzas de seguridad que nos miran expectantes de que concretemos la unidad eterna de Israel  en cuyo nombre y por cuya fuerza ellas operan. Por las familias de duelo y por la bandeja de plata- las queridas víctimas que hemos sacrificado a lo largo de los años (13) . Por las generaciones futuras,para cuya existencia y florecimiento es imprescindible que tengamos una vida estable aquí, en este maravilloso trozo de tierra. 

 

Por el bien del pueblo que mora en Sión y por la diáspora del pueblo de Israel. Para que tanto quienes nos apoyan como nuestros enemigos vean que la disputa israelí es base de acuerdo nacional y de unidad, de firme cohesión que podrá lidiar con cualquier desafío.

Por el bien de los valores de la Declaración de Independencia, que son la roca sobre la que se erige nuestra existencia. Por el bien del Estado de Israel judío y democrático. Por todo ello, háganlo por ellos. Y por nosotros.

 

Dios dará poder a su pueblo, Dios bendecirá a su pueblo con la paz.(14)

 

 

Aclaraciones

(1) Es una cita de fuentes judías, concretamente Maséjet Avót,que hemos citado libremente en base a lo que interpretamos del original en hebreo (ish et reéhu jaím baló).

(2) El presidente utilizó el término hebreo “mekubáat”, que se refiere a algo fijo y cerrado, que no puede o quiere moverse. A nuestro criterio, dado el contexto, “cerrado a posibles cambios” es lo más adecuado.

(3) Cuando el entonces Primer Ministro Ariel Sharon decidió implementar el plan de desconexión de Gush Katif y el norte de Samaria y desalojar los asentamientos allí existentes, hubo apelaciones a la Suprema Corte de Justicia, pero esta no intervino para frenar el plan explicando que se trata de una decisión política del gobierno.

(4) Israel carece de Constitución. Lo que tiene son leyes básicas o fundamentales, que se consideran son la base de una Constitución, pero tienen la debilidad de no requerir mayorías especiales para ser enmendadas lo cual las debilita seriamente.

(5) Hoy en día, la promulgación de una ley requiere tres lecturas, cada una de las c uales se vota por separado. El Presidente sugiere cuatro para las leyes fundamentales o básicas, dado que en principio ello debe requerir mayor esfuerzo de análisis  y discusión. Sin embargo, queda abierto ya que él no lo dice explícitamente, cuál sería la mayoría necesaria para aprobarlas.

(6) Uno de los puntos que el gobierno y la coalición más critican a la Suprema Corte de Justicia, es que en aproximadamente una treintena de casos ha cancelado leyes promulgadas por la Kneset.  La Suprema Corte lo ha hecho cuando consideró que las leyes en cuestión eran abusivas , no razonables o desproporcionadas respecto a los derechos ciudadanos. El Presidente sugiere que quede claro por ley que la Suprema Corte puede hacerlo, pero que se determine cuál sería la composición especial de la Suprema Corte para que pueda dar un paso así- o sea cuántos de los 15 jueces deberían analizar y votar al respecto- y cuál sería la mayoría requerida para ello. Y podría hacerlo únicamente en caso de las leyes no básicas. Pero no indica cuál debería ser a su criterio esa composición ni la mayoría requerida.

(7) Esta es la polémica “piskat hahitgabrut” , la clásula que aboliría la cancelación de una ley. En la reforma propuesta, se requiere una mayoría común de 61 votos, o sea la mitad más uno de la Kneset. Numerosos críticos de la reforma han comentado que se puede considerar una clásula así, pero solamente con una mayoría especial que necesariamente incluya a legisladores de la oposición. El Presidente no aclara números.

(8) En realidad, este es el punto principal que realmente ha debilitado la confianza de la ciudadanía en el sistema judicial, la enorme demora en tratar los expedientes y llegar a dar respuestas claras. Pero no es un punto incluido en absoluto en la reforma judicial presentada por el ministro de Justicia Yariv Levin.

(9) Este es probablemente el tema más discutido sobre el plan de reforma judicial. Sus opositores sostienen que el cambio en la comisión de nombramiento de jueces que pretende el gobierno, politizará los nombramientos y quitará independencia a los magistrados.

(10)                   Se refiere a la posibilida de la Suprema Corte de cancelar una ley o frenarla durante el proceso de promulgación, si considera que “no es razonable” por el perjuicio que puede causar.

11) En dicha comisión se preparan las leyes y se lleva a cabo la primera votación antes de pasarlas al plenario de la Kneset.

12) La expresión “bandeja de plata” (magásh hakésef en hebreo) fue tomada de un famoso poema de Natan Alterman, que describe a los jóvenes caídos en el campo de batalla como “la bandeja de plata sobre la que fue servido el Estado judío”.Evidentemente, el sentido es inverso : no fue una bandeja de plata que supone comodidad y facilidad, sino un camino difícil para llegar a la meta, cuyo peor precio fueron los caídos.

(14) Cita del capítulo 29 de los Salmos.

 

Ana Jerozolimski
(14 Febrero 2023 , 08:12)

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