En comunidad

En la bendita memoria del Dr. Jaime Sznajder

De Polonia a Paysandú, Montevideo y Nueva York 

Con profundo pesar recibimos la triste noticia del fallecimiento del Dr. Jaime Sznajder, “el Canario Sznajder” como le llamaban sus amigos.  Vayan ante todo nuestras sinceras y muy sentidas condolencias a su esposa Sylvia, sus hijas Lita y Joyce, su hermana Mima y todos sus seres queridos, entre ellos numerosos nietos y bisnietos.

Si bien hace unos meses había cumplido 95 años, habiendo vivido una vida plena, dedicado con pasión a su profesión y enamorado de su familia que lo adoraba, la sensación cuando de Jaime se trata, es que se fue antes de tiempo. Es que amaba la vida, tenía interés en todo lo relacionado a la medicina, a Uruguay, Israel y el judaísmo. Esperaba ansioso la llegada del Semanario Hebreo y cada tanto nos escribía para comentar tal o cual artículo o algún tema que le parecía podría ser de interés para nuestros lectores. Irradiaba tantas ganas de vivir- al menos eso era lo que podíamos captar manteniendo con él un lindo vínculo de gran aprecio y cariño a la distancia, por teléfono y correo electrónico- que nos sorprendimos al enterarnos recientemente que estaba enfermo.  Y lamentablemente, llegó el inevitable desenlace irreversible. Este viernes es sepultado en Israel, habiendo decidido su familia-quizás él lo pidió en vida, no lo sabemos- traer su cuerpo desde Estados Unidos, donde estaba viviendo desde hace décadas.

En homenaje a su memoria, compartimos una entrevista que le realizó años atrás el Dr. Antonio Turnes, colega y amigo. Es un interesante relato sobre una vida multifacética que comenzó en Polonia, pasó Paysandú, siguió a Montevideo y finalizó en Nueva York.

Jaime nació en Polonia, creció en Paysandú, se instaló cerca de fines de los años 40 del siglo pasado en Montevideo para estudiar y vivió desde 1975 en Estados Unidos. En él conviven varios mundos. Ejerció por cierto la medicina, fue Director del Hospital Pereira Rossell, Interventor del Vilardebó-lo cual requiere por cierto condiciones que van más allá de la de buen médico-, fue SubSecretario de Salud Pública y de joven, activista en la comunidad judía uruguaya, además de militante estudiantil.

 

De prolongada actuación en la Medicina y las actividades internacionales, tiene una fuerte vinculación con sus amigos en todos los continentes. Desde que llegó a Montevideo, a mediados de los años 40 del siglo XX, recibió el apodo de “El Canario”, no tanto por ser un joven estudiante ciudadano del interior, sino por el color tan rubio de su cabello. Más adelante recibió también el sobrenombre de “El Chajá”, porque era de Paysandú, que él siempre nombra como “La Heroica” por aquel poema que reivindicaba la resistencia de la histórica ciudad litoraleña.

En New York, siempre estuvo atento a los compatriotas uruguayos que necesitaran algo, un medicamento, una gestión, un consejo, o una presentación para el que recién llegaba. Era más popular que el cónsul auténtico del país. Eso durante casi 40 años. Él en broma hacía referencia a esto diciendo que era la “Agencia Manolo”. Por eso, cuando presentó su libro en el Sindicato Médico del Uruguay, en agosto de 1999, el Presidente del SMU, Dr. Juan Carlos Macedo, le envió una carta, que entre otros conceptos, lo caracterizó así: “Gaucho para el apoyo siempre que se le ha requerido”.

Para el presidente del SMU, Sznajder es, además de “un cónsul honorario de Uruguay en Nueva York, un referente obligado para orientar las más delicadas situaciones, al estar provisto de una vocación de servicio que no es fácil de encontrar”.

 

 

P: ¿Podría contarme brevemente los antecedentes de la familia, de dónde procede y cómo llegó a Uruguay?

R: Nací el 8 de Octubre de 1927 en Polonia, en la localidad de Krynki , estado de Bialostock y frontera con Rusia Blanca. Una familia en la industria del cuero que ocupaba más de la mitad de la población. Así que todos mis ancestros se dedicaban a eso, menos mi madre que ayudaba a la abuela, ya que tenían el monopolio dado por el Conde dueño del Shtetel de la leche y derivados.

Mi padre se fue en el 28 a la Argentina, el único país además de Cuba que vendía visas. Pero en el puerto de Montevideo varios paisanos del pueblo lo hicieron bajar y tuvimos la suerte que se quedaron en el Uruguay. Él nos hizo venir luego al resto de su familia. Así llegamos a Montevideo a fines del 31 (yo tenía cuatro años)  y en pocos días nos trasladamos  a Paysandú, donde mi padre se había instalado como comerciante con un socio. La Tienda que duró más de 50 años y se llamó “La Montevideana”, fue la más importante de la Heroica.

Éramos 4  hermanos y una hermana  que nació en el Hospital de Paysandú (Mima). Fuimos todos a la escuela pública. Mi hermano y yo, por supuesto, a la escuela de varones No 1 y las mujeres a la No.3

Luego al Liceo departamental,  etc.

ORGULLO FAMILIAR

P: ¿Cómo es su familia hoy?

R: Con Silvya Donner, mi esposa desde 1960, tenemos dos hijas, 9 nietos y 13 bisnietos. De nuestras hijas:  Lita, la menor, es Profesora de Pediatría grado Cinco como se dice  en Uruguay y la mayor Joyce, arquitecta que tiene su oficina en Tel Aviv. Allí ha proyectado y dirigido múltiples obras, algunas de trascendencia, que motivaron un libro, que ahora lo han traducido en China al Mandarín.

Con su esposa Sylvia y sus dos hijas Lita  y Joyce

 

P: ¿Cuándo ingresó a la Facultad de Medicina?

R: En los años 48/49 fuimos a Montevideo,  a la Facultad de Medicina, donde pasamos la carrera y tenemos muchas historias desde la anatomía y las clínicas hasta recibirnos para trabajar en la Asistencia Externa con su servicio de ambulancias.

 

P: ¿Cómo fueron esos años de Facultad, qué recuerdos le dejaron?

R: La Facultad tenía su época de oro con brillantes maestros como Julio C. García Otero,  Pedro Larghero, Raúl Piaggio Blanco, etc., y los dos hospitales donde nos dividían, eran el Maciel y el Pasteur. El Hospital de Clínicas recién se inauguró en setiembre de 1953. Por supuesto asistíamos al Pereira Rossell, el Saint Bois y el Fermín Ferreira (donde ahora está el Montevideo Shopping Center) que era un hospital para tuberculosos y leprosos. Otras especialidades como Traumatología que trajo consigo a José Luis Bado, ya tenía su propio Instituto, en Avenida Italia y Las Heras, de donde me dicen que se ha mudado hace dos años.

P: ¿Cómo fueron sus actividades gremiales estudiantiles y profesionales?

R: En las actividades estudiantiles empezamos ya en Secundaria en un grupo de izquierda denominado entonces “Ideas y Acción”, cuando había otras agrupaciones como la Zorrilla de derecha y la Cervantes la Católica. El ambiente estaba para los acontecimientos como la Guerra Civil de España y terminamos las polémicas con la 2da guerra Mundial.

En Montevideo llegué a ser el Secretario General  de la Federación de Estudiantes del Interior cuando en la poderosa FEUU estaba Efraín Margolis.

Dejamos las actividades gremiales para entrar con Aquiles Lanza, ya como médico, al directorio del CASMU, seguimos en el SMU pero fui designado en la Panamericana que se trasladó en 1964 desde Cuba al Uruguay.

Hay mucha historia de por medio y me dio la oportunidad en conjunto luego con mi nueva especialidad de conocer toda América desde el polo sur al norte.

P: ¿Qué recuerdos le dejó esa trayectoria internacional?

R: Lo que pasó fue que presentamos el primer estudio del Gasto en  Salud del Uruguay en la conferencia de la Asociación Médica Mundial en Chile, en abril de 1965. Pero ya había solicitado la Beca de la Organización Panamericana de la Salud para hacer una maestría en  Salud Pública y Administración de Hospitales  y en el 65 y 66 la obtuvimos para cursarla en la Universidad de Ann Arbor, en

Michigan. Fui enviado también a otras Universidades americanas, como Yale y Columbia. Cuando terminé mi MPH en Puerto Rico, volví al Uruguay.

Cuando volví a Uruguay, luego de haber finalizado la Maestría en los Estados Unidos,  por encargo del Ministro de aquella época (Abraham Francisco Rodríguez Camusso) trabajé como Adjunto al Coordinador Técnico del Ministerio (un cargo inventado en época de elecciones, que ocupó el Dr. Mario C. Pareja Piñeyro),  esperando la dirección de un Hospital en Montevideo, me mandaron hacer el estudio y convencer a los colegas de Punta del Este y Maldonado de cerrar el hospital  Marítimo, que se había construido hacia años en la bajada de Punta Ballena,  que funcionó muy corto tiempo más.

De vuelta regreso a Washington porque el ministro estaba ocupado por nuevas elecciones a la XVII Conferencia Sanitaria Panamericana, en Washington, una reunión de Ministros de Salud de las Américas, donde tuve la oportunidad de conocer y socializar con muchos personajes y recibir invitaciones oficiales del Gobierno de México y del Perú, donde acudí luego.

Allí me esperaba el concurso que gané en la dirección de los Sanatorios del CASMU. Pero oficialmente el Ministerio de Salud Pública me designó primero como Director del Hospital Pereira Rossell.

Me trajo mucha publicidad por el estado en que lo encontré y después de un largo tiempo me ofrecieron un alto cargo en el Ministerio de Salud, luego  de una reunión con autoridades del gobierno, de la Facultad y del Clínicas y SMU.

 

RESPONSABILIDAD POR EL VILARDEBÓ

P: ¿Qué papel jugó en el Hospital Vilardebó? Eran muchos allí los desafíos…

R: Así es. El 24 de mayo de 1972, el Ministro-que era nuestro Profesor Pablo Purriel, maestro de más de veinte generaciones-  me nombró Interventor del Vilardebó y también como Representante de los pacientes que habían perdido los derechos legales ....un trabajo extraordinario;  pero me puso en contacto con media sociedad que tenía un enfermo en Millán 2515, lugar famoso… si los hay. Era de un desorden brutal, un verdadero último círculo del infierno de Dante.

Después de 18 meses dejamos el hospital con 900 camas y 900 pacientes. Cuando entré me entregaron el Vilardebó con 1.600

pacientes y 36 casos de fiebre tifoidea. Tuve que pedir que tomaran un asistente de la Dirección y allí vino el Dr. Hugo Damasco, que había hecho su maestría de Administración de Salud en Puerto Rico. Regularizamos el número con la capacidad. Los 700 enfermos demás  los distribuimos en los hospitales públicos de todo el país, en salas que estaban ya desfuncionalizadas porque antes se habían dedicado a los pacientes tuberculosos que ya no existían (por entonces) y se crearon las Unidades Psiquiátricas del Interior, comenzando por Rocha, donde estuvo el Dr. Clemente Sazbón, un médico que lamentablemente falleció joven. Desaparecieron los llamados NN y organizamos el primer archivo de ese nosocomio.

 

EL PRIMER JUDÍO URUGUAYO CON CARGO MINISTERIAL

Así recuerda el Dr. Sznajder:

Entré como sub secretario del Ministerio de Salud Pública el 24 de junio de 1968, cuando el Ministro era el Dr. Walter Ravenna, y luego de casi tres meses muy intensos de realizaciones, renuncié el 17 de agosto del mismo año.

Recuerdo que “Semanario Hebreo” destacó el orgullo de que un paisano llegara a ese nivel  y se destacó la alegría en la publicación al respecto.  Fue la primera vez que un miembro del pueblo judío accedía a un cargo ministerial en Uruguay. Recuerdo que por entonces recibí un llamado de un colega Presidente de la AMIA de Buenos Aires, el Dr. Moisés Goldman  y me dijo “la hiciste, Pibe,  porque aquí no hubieras llegado”.  Este colega construyó el Sanatorio Güemes, de Buenos Aires, donde trabajó sus primeros años en su retorno a la Argentina el Dr. René Favaloro, haciendo la cirugía cardíaca.

 

En el año 72 me fue ofrecido el cargo de Ministro que no acepté y le dije a los enviados del nuevo presidente que el Dr Sznajder aceptaba cualquier desafío médico pero no político.

 

RECUERDOS  COMUNITARIOS

 

P: ¿Y con la colectividad judía, cuáles fueron los lazos?

R: Mis relaciones con la colectividad fueron muchas. En especial fui el Secretario General de Kadima, una importante asociación de estudiantes Sionistas y luego fui Presidente de la organización de Profesionales judíos. Eso me dio el contacto con varios personajes de nivel mundial. Entre ellos, con uno de los Premios Nobel por el descubrimiento de la Penicilina, junto con el luego Sir Alexander  Fleming. Me refiero al Dr. Ernst Boris Chain. También con  el  Premio Nobel descubridor de la Estreptomicina Selman Waksman, que estuvo en Montevideo y Abel Chifflet lo tuvo que operar de una apendicitis aguda. Y por supuesto recibir a David Ben Gurión, el Primer Ministro y el líder de Israel, quien fundó el Estado de Israel.

Esos pocos días en Montevideo con ese personaje fueron increíbles. Recuerdo las discusiones sobre en qué idioma iba a decir su discurso principal y ¡¡¡todos le tenían miedo por sus reacciones!!!   Tuve la oportunidad de discutir  con él en Idish ya que no podía hacerlo en hebreo,  pero se amansó y frente a más de mil personas habló en idish y terminó en inglés.

 

P: ¿Cómo resumir-por ahora- en unas pocas frases, una vida tan prolífica?

R: En síntesis, siendo un integrante del pueblo judío, tuve que adaptarme a nuevas circunstancias, cuando tenía casi 40 años, compitiendo con colegas jóvenes, emprendiendo una nueva especialidad, porque estaba sobre calificado para actuar en la que me había graduado.  Sería muy largo contar todo lo que me evocan los distintos períodos de mi vida personal y profesional, con tantos personajes que conocí y con quienes trabajé y aprendí. Pero pienso que lo mejor es lo que me ha regalado la vida, de poder vivir con lucidez hasta este tiempo de tantos cambios, apenado por la desaparición de tantos de mis compañeros y amigos de todos los continentes.

P: Muchísimas gracias.

R: Gracias por esta entrevista.

Ana Jerozolimski
(27 Abril 2023 , 18:05)

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