Israel

Otra opinión sobre la crisis interna israelí (Respuesta a Israel Diament)

Por Moshe Goldstein

Esta es mi reacción al artículo de Israel Diament: “Una opinión: Reformar y mejorar nuestra democracia”.

(Apretando aquí, puedes leer el artículo en cuestión)

 

Hace ya varios años que la derecha israelí utiliza continuamente su narrativa en contra del Sistema Judicial (en especial, la Corte Suprema de Justicia – “Bagatz”). Lo que Diament dice en su artículo es una repetición de esa narrativa. 

En toda democracia, los tres poderes deben estar balanceados, uno con el otro. En el sistema de gobierno israelí, el parlamento (la Kneset) está totalmente controlado por el ejecutivo, lo que provoca que el único factor que contrapesa las decisiones del gobierno es el Poder Judicial (en especial la Suprema Corte). El gobierno actual considera que hay que anular o neutralizar ese fundamental rol del Poder Judicial, porque según ellos, le molesta para gobernar. Si el gobierno, a través de su control absoluto sobre la Kneset, va a lograr neutralizar al Poder Judicial, Israel va a dejar de ser una democracia, porque no va a haber ningún factor que pueda moderar el poder ilimitado del gobierno. Sin la claúsula de razonabilidad, que es sólo la primera etapa de la revolución judicial, el gobierno va a poder transformar a Israel en un régimen corrupto, en el cual cierta gente va a poder recibir cargos en el servicio público para los cuales no tienen ningún conocimiento o experiencia adecuada, solamente sus conexiones políticas van tomarse en cuenta, sin ninguna consideración si es razonable que esa persona ocupe ese cargo. ¿Ese es el tipo de país que Diament quiere para Israel? 

Como todo sistema creado por el Hombre, el Sistema Judicial Israelí no es perfecto - es claro que hay que introducirle mejoras y correcciones (los profesores de Derecho Yoav Dotan, Suzi Navot, Yuval Elbashan, etc., que fueron entrevistados en las ultimas semanas en el Semanario Hebreo, lo dicen abiertamente), pero, la forma destructiva que el gobierno utiliza, no es la forma apropiada de mejorar o corregir el sistema. 

Hay que tener presente que la reforma judicial, mejor dicho la revolución judicial, es solamente el aspecto superficial del cometido real de Simja Rotman (quien encabeza la comisión de asuntos constitucionales de la Kneset) y los ministros Betzalel Smotrich e Itamar BenGvir entre otros. El cometido de ellos, es que Israel se transforme en una dictadura teocrática, regida por la Halajá en su versión más fundamentalista, ultra nacionalista, y mesiánica.  Desde el momento que toda la revolución judicial, promovida por el ministro de Justicia Yariv Levin, el Primer Ministro Biniamin Netanyahu, y gran parte del Likud, se complete, el Poder Judicial va a estar neutralizado, y formalmente no va a haber nada que pueda frenarlos. Quizás en ese momento Levin y Netanyahu tomen consciencia del error que ellos están cometiendo ahora, al promover la revolución judicial. Esa es a mi criterio la imagen real de la actual crisis interna en Israel y no lo que expresa  la narrativa del artículo de Israel Diament al que respondo aquí. 

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