Cultura

Mis lecturas de febrero

Los libros me eligen. En ocasiones, leo algunas páginas de varios, especialmente si estoy utilizando el Kindle, donde suelo tener múltiples pestañas abiertas. Si se trata de cuentos, a veces los entremezclo. Durante el 2023, adquirí numerosos libros en formato físico, a menudo por recomendación de libreros o tras visitar la Feria del Libro de Buenos Aires. Sin embargo, muchos de ellos no lograron cautivarme, reservando mi amor literario únicamente para aquellos cuyos autores ya conocía o que alguien, incluso sin conocer mis preferencias, me recomendó.

A continuación, compartiré mis impresiones sobre los libros que he leído de la primera a la última página.

No te veré morir de Antonio Muñoz Molina

Es mi primer libro de este autor. Lo elegí entre varios porque se trata de una historia de amor. Sin embargo, resultó ser una historia triste que difiere considerablemente de lo que imaginé al leer la contratapa y la descripción en Amazon sobre el contenido del libro.

Inicialmente, pensé que se trataba de dos personas que, después de cincuenta años, se reencuentran tras haber estado enamoradas. Si bien esta premisa es parte de la trama, la historia va más allá de esa simple reunión.

Me impresionó la forma en que el personaje principal describe a su esposa y su matrimonio. A pesar de haber tenido un matrimonio exitoso, Carlos aún recuerda en sus sueños al amor de su juventud. La novela explora la complejidad de las relaciones y cómo es más fácil idealizar a alguien con quien no se discuten las tareas cotidianas.

La trama toma un giro inesperado cuando Carlos decide irse a Estados Unidos en busca de nuevas experiencias y éxito, logrando cada uno de sus propósitos con creces.

Aunque la historia no se centra exclusivamente en el amor de juventud, sino que aborda temas más amplios, como las complejidades de las relaciones y las aspiraciones individuales, encuentro que la novela está muy bien escrita. Para mí, el atractivo no reside tanto en el tema del amor juvenil, que es común en la literatura, sino en la exploración profunda de los personajes y sus experiencias.

Me gusta mucho cómo escribe el autor, la tercera parte es bastante triste. 

Muerte en el meridiano de Carlota Suárez

Hace tiempo que no disfrutaba tanto de la lectura como con este libro. Tiene todos los ingredientes que me encantan: una protagonista que es escritora y carga con un pasado intrigante, un festival de escritores y un misterioso crimen.

El autor nos sumerge en el fascinante mundo literario, mencionando escritores y explorando los entresijos del mundillo editorial, así como la influencia de las redes sociales en este ámbito. El uso de un español peculiar, lleno de vocabulario que me arranca sonrisas, me invita a leer en voz alta, casi como si estuviera viendo una película basada en esta novela.

Me cautiva el tono de escritura, especialmente los flashback al pasado, que son simples y directos. Aunque he leído en algún comentario que la comparan con la Agatha Christie 2.0, encuentro que esa afirmación es un tanto exagerada. Esta novela tiene su propio encanto único.

La trama me engancha de tal manera que me ha motivado a seguir leyendo incluso cuando estaba agotada. Es uno de esos libros que disfruto para pasar el rato, con imágenes que perduran en mi memoria. La protagonista, en particular, me sorprende al tomar kétchup directamente del envase como si fuera una bebida, y su adicción a los frutos secos añade un toque de originalidad.

En resumen, este libro es un cóctel de temas que van desde la escritura y la vida hasta el fascinante universo editorial, todo condimentado con un intrigante asesinato. ¿Qué podría salir mal?

La familia Karnovsky de Israel Yehoshua Singer

 Con un lenguaje contundente  y un ritmo sumamente ágil, Israel Yehoshua Singer aborda con gran profundidad muchos de los grandes temas de la condición humana en su obra, que, a pesar de superar las 500 páginas, se lee como si  fuera nuestro plato preferido, en mi caso sería  una torta bombón de menta.

El autor se sumerge en cuestiones fundamentales como el crecimiento y la maduración personal, explorando las inevitables crisis de identidad que acompañan este proceso. La trama también aborda el amor, la emigración, el desarraigo y la solidaridad entre los exiliados, así como la ambición y el deseo de avanzar profesionalmente. Se tocan temas sensibles como el racismo, el resentimiento y la violencia hacia las minorías, además de las dificultades que enfrentan aquellos que se unen a personas diferentes a ellos, así como la envidia. 

A través de las vidas de David, Georg y Yegorg Karnowsky, tres generaciones de una familia judía, se despliega una galería de personajes diversos que permiten al lector adentrarse en algunos de los sentimientos más universales de la humanidad. A pesar de que la sombra del Holocausto está presente, esta no es simplemente otra novela sobre la Shoá; más bien, es un relato que tiene como marco ese período histórico tan oscuro para la humanidad toda y especialmente para los judíos.

Lo asombroso radica en que este libro fue publicado originalmente en 1943, y a pesar del tiempo transcurrido, conserva una sorprendente actualidad. Esto se debe a que los valores humanos subyacentes no han cambiado.

Entre los personajes destacan figuras ideales para una exploración más profunda, como el tío de Yegorg y el propio Yegorg, quienes revelan historias que raramente se ven en la literatura convencional. 

Vale la pena destacar que la lectura de esta obra es accesible para todos, independientemente de los conocimientos sobre la Torá o el judaísmo. En comparación con su hermano, resulta significativamente más fácil de leer, convirtiendo la experiencia de leer a Israel Yehoshua Singer en un viaje fascinante y enriquecedor.
 

Janet Rudman
(03 Marzo 2024 , 18:20)

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