Por la Dra. Laura Batalla
N. de Red: La autora de esta nota es médica experta en adolescencia. Y es hija del fallecido y muy bien recordado líder político Hugo Batalla.
Mucho se ha hablado de los vergonzosos y delictivos hechos antisemitas del pasado 8M.
Respaldó, en todos sus términos, las palabras del CCIU y del INDDHH.
Pero quiero agregar un aspecto que me preocupa, en virtud de mi campo de trabajo.
Para la performance, durante su ensayo, preparación y ejecución pública, se integraron al mismo niñas y adolescentes.
A ellas se les enseña ese terrible discurso de odio, discriminación y violencia.
A las mismas niñas a quienes se pretende fortalecer, a quienes se les habla de igualdad y se pretende alejar de los entornos de violencia.
Es, por lo menos, un discurso hipócrita. Y por lo más, malicioso y perverso.
No hubo una sola palabra de repudio, o por lo menos de solidaridad, para las mujeres judías agredidas, violadas, asesinadas o secuestradas el 7 de octubre.
Esas niñas y adolescentes que aprenden el #metoo, #yotecreohermana #noesno o #micuerpoesmio como credo, crecerán pensando que todas esas consignas valen para todas las mujeres, EXCEPTO las judías, y que #conlosniñosno EXCEPTO si son judíos.
Y que debemos luchar contra la discriminación de mujeres, negros, discapacitados, lgbtiqx, EXCEPTO judíos.
Quizá también comiencen a creer que “Palestina libre” es un lugar donde las mujeres pueden caminar con el pelo descubierto, con el pañuelo verde de apoyo al aborto o la bandera LGBT ondeando.
Deberán ahora advertirles que no lo intenten, porque serán ferozmente agredidas por esos a quienes quieren defender.
Deseo fuertemente que los responsables de esta aberración no queden impunes. Nuestra claras leyes anti discriminación, algunos puntos del Código de Niñez y Adolescencia (Art. 17), junto con nuestra fuerte tradición republicana y democrática, deberían bastar para que Fiscalía actúe.
Porque con los niños y adolescentes no se juega.