Por Roberto Cyjon
La Premio Nobel de literatura 2024, Han Kang, comienza su libro “La clase de griego”, apelando a Borges. Aludía a un “antiguo poema épico”:
… por última vez, una mujer y un hombre pasaron la noche hasta la madrugada con una espada colocada en el lecho entre ambos
Esta introducción literaria, en calidad de metáfora, me genera una difusión de emociones sobre la “interminable” guerra entre Hamas e Israel, en tanto fuese o debiese ser interminable.
¿Qué es la espada? ¿es el odio entre dos pueblos? ¿es la razón o el dogma?
¿Quién es la pareja? ¿dos seres humanos? ¿están vivos o muertos?
¿Miran al techo o al cielo?
¿Se dan la espalda? ¿se pueden mover?
¿Hay luz en esa escena?
¿Hay un niño en el cuarto? ¿está dormido o despierto? ¿observa en silencio o llora?
Borges culminó sus días ciego. ¿Vinculaba esta imagen a la ceguera, o a una visión tan esclarecedora como imprescindible?
Desde un fatídico 7 de octubre de 2023, a un 17 de mayo de 2025 lluvioso y gris, siento la necesidad de hacer una pausa y reflexionar ante tanto dolor y sufrimiento. Cada quien decidirá si está dispuesto a hacerlo. Cada quien formulará sus preguntas y encontrará sus respuestas.
Pienso: ¿se podrá quitar la espada a partir de la madrugada? No lo sé.
Mientras haya un niño en ese cuarto,
quiero que esté vivo.
Sea palestino o israelí,
si llora, lloro con él.