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Encontrando la Dulzura Oculta - ¿De Quién Somos Esclavos? - ¡Son Todos Malvados! - Las Festividades

 

 

 

 

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

No. 309

Horario de velas  en Montevideo 

30 de mayo 17.24

Bamidbar

                                                                                        

EQUILIBRANDO VALORES OPUESTOS

Por Menajem Feldman

Tras detallar el censo del pueblo judío en el desierto, la Torá describe cómo viajaban y acampaban allí. El Tabernáculo y los levitas estaban en el centro, rodeados por cuatro campamentos, uno a cada lado. Cada campamento estaba compuesto por tres tribus, una de las cuales era el líder.

Leer todos estos detalles deja al lector perplejo. Los mensajes, historias y enseñanzas de la Torá son eternos, entonces, ¿por qué necesitamos saber con precisión cómo se organizaron las tribus en el desierto? ¿Qué relevancia tiene esto hoy para nuestras vidas?

Todos tenemos muchas aspiraciones y metas en la vida. Deseamos tener éxito en múltiples ámbitos simultáneamente; nos esforzamos por progresar en nuestra carrera, nuestras relaciones, nuestra salud, bienestar físico, y nuestros valores. A menudo parece que nos cuesta mantener un equilibrio saludable entre todas nuestras aspiraciones, a veces contradictorias. La historia de las tribus organizándose y viajando por el desierto es la historia de nuestra vida. Nosotros también debemos organizar y priorizar nuestros valores en nuestro viaje figurativo a través del a menudo complicado camino desierto a la Tierra Prometida.

Los cuatro campamentos de tribus simbolizan las cuatro metas generales que valoramos: (1) sabiduría, (2) carácter, (3) fuerza física y salud, y (4) riqueza. El orden en que la Torá coloca los cuatro campamentos nos indica que todos son cruciales, pero debemos recordar la jerarquía de su importancia.

El primer campamento, al este del Tabernáculo, liderado por la tribu de Iehudá, encarnaba la sabiduría. El segundo campamento, al sur del Tabernáculo, liderado por Rubén, encarnaba la humildad y el buen carácter. El tercer campamento, al oeste, liderado por la tribu de Efraím, encarnaba la fuerza física. Y el cuarto campamento, liderado por Dan, al norte, encarnaba la riqueza. (Véase el Kli Yakar para un análisis detallado de cómo cada tribu representaba su cualidad particular).

Naturalmente, estos valores entran en conflicto y se debilitan mutuamente. Demasiado de uno restará importancia al otro. Algunos de estos valores son más espirituales y abstractos, mientras que otros son más físicos y concretos; por lo tanto, apreciar el valor de uno puede llevar a subestimar al otro.

La lección es que, para que estos valores creen una vida plena, deben organizarse en torno al Santuario, la casa de la Torá. Nuestro núcleo, el centro de nuestro campamento figurativo personal, es la Torá. La sabiduría, el buen carácter, la salud y la riqueza son valiosos y deben ser buscados porque son los medios por los cuales expresamos la Torá y sus enseñanzas. Una vez que estos valores dejan de ser un fin en sí mismos, y pasan a ser un medio para expresar un valor más profundo y unificado, pueden coexistir pacíficamente, potenciándose mutuamente, creando armonía y serenidad en nuestra vida.

AMOR Y FAMILIA

[D-os le dijo a Moisés] “Toma un censo de toda la congregación de los Israelitas por familias.” (Bamidbar 1:2)

La Torá registra sólo la cantidad total de hombres, y no el número de familias de cada tribu. Sin embargo, D-os hizo que se cuenten las familias, para subrayar la centralidad de la familia en el judaísmo.

Ciertamente nuestros objetivos individuales y nacionales son importantes, pero la Torá también nos exige el altruismo necesario para forjar una unidad familiar. Un esposo y una esposa son dos personas separadas, con sus propias naturalezas, deseos y misiones en la vida; pero cada uno debe trabajar por y con el otro, completando y complementándose uno al otro y fusionándose en una unidad armoniosa con amor.

La disensión y la falta de comunicación que sufre el mundo surge del egoísmo. En cambio, la Torá nos ordena amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El primer lugar en el que se cumple este mandamiento es en nuestra familia. En la medida que amar a nuestro prójimo es una expresión de nuestro amor por D-os, amar a nuestro prójimo mejora nuestro amor por D-os. A su vez, el amor a D-os nos lleva a amar la Torá y a estudiarla - no sólo por nuestra obligación de hacerlo, sino por amor. Este amor triple a nuestro prójimo judío, a D-os y a la Torá repercute hacia afuera desde el seno familiar y afecta a todo el mundo para bien.

Likutei Sijot, vol. 8, págs. 209-215.

Números (Bamidbar) 1:1 – 4:20

Números, el cuarto libro de la Torá, describe el viaje del pueblo judío desde el pie del Monte Sinaí hasta el límite de la Tierra de Israel. La primera sección abre con D-os diciéndole a Moisés en el desierto (Bemidbar en Hebreo) que haga un censo de los hombres judíos adultos. El propósito del censo es formar a los hombres adultos en un ejército, por si fuera necesario luchar contra los ocupantes paganos de la Tierra de Israel.

CANALES DE LA VERDAD

Relatado por el Rebe

El Rabino Yejezkel Landau, el famoso autor de Nodá Beyhudá, fue rabino de Praga de 1754 a 1793. En una ocasión, un grupo de eruditos que deseaban cuestionar sus cualificaciones rabínicas le planteó una serie de preguntas sobre la ley de la Torá. Estos "casos" ficticios fueron cuidadosamente elaborados para que fueran lo más complejos y engañosos posible, con el fin de atrapar al rabino en sus trampas lógicas y avergonzarlo con una decisión incorrecta.

El Rabino Yejezkel logró resolver todas las preguntas correctamente; todas, menos una. Inmediatamente, sus detractores lo atacaron, demostrando cómo su veredicto contradice cierto principio de la ley de la Torá.

El Rabino Yejezkel dijo: "¡Estoy seguro de que este caso no es realmente relevante y que lo han inventado para avergonzarme!".

"¿Cómo lo sé?" El rabino continuó: "Porque sé que la Torá de D-os es verdadera. Verán, siempre que un ser humano debe decidir sobre un asunto de la ley de la Torá, nos enfrentamos a una paradoja: ¿cómo puede la mente humana determinar cuál es la voluntad de D-os? Las leyes de la Torá son la sabiduría y la voluntad de D-os, y las leyes más básicas de la realidad, que preceden y superan incluso a las leyes de la naturaleza. ¿Cómo es que el intelecto finito y propenso al error está autorizado a decidir sobre tales absolutos divinos?

"Pero la propia Torá enseña que 'la Torá no está en el cielo', sino que ha sido dada al hombre para que la estudie y comprenda; y que siempre que se plantea una cuestión o asunto de la ley de la Torá, es el ser humano, empleando su conocimiento y juicio finitos, quien debe emitir un fallo. En otras palabras, cuando una persona deja de lado toda consideración personal y entrega totalmente su mente al servicio de la Torá, D-os garantiza que el resultado será totalmente coherente con Su voluntad.

"Sin embargo", concluyó el rabino Yejezkel, "esta 'garantía' solo aplica a eventos reales, cuando un rabino debe determinar qué desea D-os en determinadas circunstancias; pero no si su honor personal es lo único en juego. Si me hubieran planteado una pregunta relevante, sé que no habría cometido ningún error, ya que abordé el asunto sin otro interés ni motivo que servir a la voluntad de D-os. Pero como ese caso era simplemente una pregunta hipotética diseñada para engañarme, mi mente era como cualquier otra, grande o pequeña: imperfecta y manipulable".

SHAVUOT

D-os le dio la Torá al pueblo judío en el Monte Sinaí hace más de 3300 años. Cada año, en la festividad de Shavuot, renovamos nuestra aceptación del regalo de D-os y Él “vuelve a darnos” la Torá.

La palabra Shavuot significa “semanas” y marca el fin del período de siete semanas que va de Pesaj a Shavuot.

La entrega de la Torá fue un acontecimiento espiritual de gran alcance; un evento que tocó la esencia misma del alma judía para toda la eternidad. Nuestros Sabios la compararon con una boda entre D-os y el pueblo judío. Shavuot, también, significa “juramentos”, pues en este día D-os nos juró eterna devoción, y nosotros, a la vez, nos comprometimos a serle eternamente fieles.

En la antigüedad, se ofrecían en el Templo Sagrado dos hogazas de pan enteras. Era también en este día que la gente empezaba a llevar bikurim, sus primeros frutos y los más selectos para darle las gracias a D-os por la abundancia con que contaba Israel.

La festividad de Shavuot es una festividad de dos días, que comienza con la puesta del sol del 5 de Siván y culmina el anochecer del 7 de Siván. (En Israel, es una festividad de un solo día, que culmina con el anochecer del 6 de Siván).

• Las mujeres y las niñas encienden las velas festivas para darle la bienvenida a esta festividad, tanto la primera como la segunda noche.

• La costumbre es que los hombres se queden despiertos toda la noche estudiando la Torá durante la primera noche de Shavuot.

• Tal como ocurre en otras festividades, se comen comidas especiales y no se pueden realizar “trabajos”.

• En Shavuot, se acostumbra a comer alimentos lácteos, entre otras razones, para conmemorar el hecho de que al recibir la Torá, incluso las leyes de kashrut, el pueblo judío no podía cocinar carne en sus ollas, que todavía tenían que ser kasherizadas.

• El segundo día de Shavuot, se recita el servicio de Recuerdo de Almas Izkor.

• En algunas comunidades, se lee en público el Libro de Ruth, ya que el Rey David, cuyo fallecimiento tuvo lugar en esta fecha, era descendiente de Ruth, la moabita.

 

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